lunes, 30 de mayo de 2011

Querido Nadie

¿Cómo consigues hacerme dudar constantemente?
Perdí mi momento, perdí la oportunidad que siempre desee porque creía que tú bromeabas.
Me hiciste dudar, creí que yo no podría llegar a ser algo mas para ti, pensé que solo buscabas un revolcón esporádico. Creí que bromeabas y no te hice caso…

Y ahora… cuando ya ha quedado claro que eso fue agua pasada, que ya has encontrado una substituta, no para mí, sino para todas, cuando ya has encontrado a la siguiente y no a una más, ahora me doy cuenta de que yo pude ser ella.

Y sigo sin saber que siento… Porque cuando estoy a solas te deseo, te echo de menos porque estas lejos, pienso en ti por cualquier cosa, y a la vez soy tu carabina, tu confidente, tu celestina, soy la que interviene por vosotros en ese romance que comienza, soy la que pone si alma y corazón por que salga a delante una relación que me perjudica más de lo que me beneficia, y lo hago de mil amores. Me alegro de que hayas encontrado a ese alguien, me alegro que ella siente lo mismo por ti… y ¡¡me vuelvo loca!!
No consigo comprender porque conviven dentro de mí sendas actitudes tan opuestas…
No consigo entender si realmente te quiero o hemos llevado nuestra amistad al nivel más alto y esto que confundo con amor es camaradería, complicidad, amistad en estado puro.
Hasta cuando dejas de jugar a confundirme, hasta cuando se supone que las cosas están más que habladas, están más que claras, hasta cuando no hay lugar a mal entendidos y diversidades, hasta en esos momentos me creas incertidumbres, dudas, cuestiones que no se interpretar ni resolver. Probablemente no eres tu el causante, sino yo misma, pero esas dudas se derivan de ti, ya seas complemento directo o indirecto, dudo por ti.

En ocasiones pienso que mi cerebro, mi imaginación y mi agudo síndrome de abandono me juegan malas pasadas. Y al llevar tanto tiempo de soltería le doy vueltas a las cosas y veo amor o deseo donde solo hay amistad. Quizás esa rabia al haberme dado cuenta que en otro tiempo pude ser yo la siguiente y que ahora pasó mi momento, y parece no llegarme ningún papel protagonista en vida de nadie, deseo sentirme admirada, querida, deseada, quiero sentirme una mujer seductora, sexy, atractiva, capaz de amar y ser amada… Juntando todo eso con la fuerte amistad que nos une y tu exaltada galantería y afán de conquista, hace que me crea enamorada, que me crea atraída, y no es más que deseo de que así sea, no sentimiento real…

O quizás sea real, quizás te ame, quizás finja ser tu amiga solo por estar cerca, quizás me engañe a mi misma y me haga creer que realmente me alegro de que ames a otra y de que yo te estoy ayudando a conseguirla para que así tengas algo que reconocerme, para que así, cuando vuelva mi segunda oportunidad, cuando este nuevo amor se te acabe, yo siga ahí y pueda decirte que a pesar de todo yo te sigo queriendo y que hice todo esto por ti porque sería una forma de garantizarme una recompensa… Mi ansiado premio, TÚ.

Hay tanto quizás en mi cabeza, tantas dudas, tantas posibilidades, que o bien no quiero despejar, o realmente no sé hacerlo…
Y citando textualmente la letra de una canción de un grupo que me encanta, me despido hasta mi próxima carta: Sin Remite

Perdido en un mar de dudas
Y creo que voy a mentir si digo que espero
Que vengas a mí y sepas que pierdo el culo por ti…

Hazme reír como tú sabes
Correr detrás de ti esos son mis planes…

Pereza – Mis planes.

sábado, 7 de mayo de 2011

Querido Nadie

Intento huir de ti. Huir de lo que siento. Me engaño, me miento a mí misma, me niego continuamente que te amo.

Me voy lejos creyendo que si no te veo, si no hablo contigo, si desaparezco todo pasará. Pero consigo lo opuesto. Estás más presente que nunca en mis pensamientos. Todo me recuerda a ti, cada cosa se hago, digo o pienso…

Intento ocultarlo de tal modo que he dejado de hacer cosas que me hacen ser quien soy, que me definen. He dejado de escribir, porque si lo hago desato la cadena de sentimientos y emociones que intento reprimir. Porque por una vez, por primera vez en mi vida, quiero dejar de ser yo misma.

Siempre he sido una mujer independiente, segura de sí misma, con los pies en la tierra y convencida de que puede lograr todo cuanto se proponga. Siempre he sido una miedica, una asustadiza y temerosa de todo… pero jamás he temido al futuro, más bien lo contrario. Siempre tenía la mirada fija en el horizonte, deseosa de nuevas cosas, de conocer el futuro y lo que está por venir.

Pero ahora… se me han acabado las metas, se me ha ido la ilusión y las esperanzas… No sé que quiero para mi vida futura. Tengo miedo a lo que está por venir.

Ahora puedo pasearme a oscuras por una casa vacía sin miedo a que algo o alguien salgan de la nada. Puedo conducir horas y horas en solitario sin miedo a un accidente o a que me pare la policía. Tengo valor para caminar sobre rejillas o superficies inestables sin miedo a caer al vacío…
Pero temo ser quien soy. Temo ser la mujer amargada y solitaria que finge ser tan solo tu mejor amiga, pero cuando está sola en su habitación llora tu ausencia…

Siempre que hablamos, cuando estas triste y me cuentas tus problemas, me sueles decir que lo único que quieres es que alguien te cuide, que alguien te mime, que alguien te quiera, pero que lo hagan porque realmente lo sientan, no porque es lo que tú quieres que hagan por ti.

Cuando me dices eso, me dan ganas de sostener tu cabeza sobre mis manos, hacer que fijes tu mirada en la mía y decirte que me mires, que me tienes delante. Que soy yo la que te cuida, la que hace lo posible porque estés bien cuando crees que nada tiene sentido, la que intenta que vuelvas a ser ese gato callejero que siempre pretendes ser cuando se te olvida serlo. Soy yo la que te mima, la que te acoge en su regazo y te acaricia hasta que todo el mal se va y concilias el sueño. Y que soy yo la que te quiere, porque si no lo hiciera no estaría huyendo, no pasaría horas escuchando que la mujer a la que amas te ha roto el corazón, y no me pasaría después horas recogiendo y recomponiendo los pedazos. Te quiero… porque si no lo hiciera, dejaría a un lado nuestra amistas y desde el primer momento me habría lanzado a tus brazos suplicándote un beso y tu amor eterno…

Recuerdas aquel día que se me vio el plumero, aquel momento en que te diste cuenta que yo sentía algo por ti. Y me preguntaste porque no te había dicho nada. Yo conteste que no lo había hecho porque no tenía importancia, porque era un capricho pasajero. Y me intente convencer de ello una y otra vez… Pero en realidad no te había dicho nada porque es demasiado grande, porque es demasiado importante. Y porque si te lo dijese todo esto acabará. Porque prefiero ser tu mejor amiga, tu confidente, tu paño de lagrimas y tu compañera de juegos, a que en algún momento pase a ser una más, la siguiente en la lista, una de tantas con las que has estado y has intentado querer tan solo con el propósito de olvidar a la única mujer que realmente has amado, amas y amarás…

Necesito tiempo… no sé si para olvidarte o para armarme de valor. Pero he de seguir adelante, seguir con mi vida, ver que pasa y acabar con lo poco o mucho que tengo entre manos. Voy a dejarte experimentar, que juegues con tus juguetes nuevos, que veas que pasa con tu vida, con tus chicas, con tu amada. Y algún día… cuando todo esto me suene a pasado o por el contrario esté cansada de que todo esto siga siendo mi presente, actuaré. Me armaré de valor y te diré que me mires, que me veas, que quizás simplemente llegue a ser una más para ti, pero que tú lo eres todo para mí.

Hasta entonces, seguiré escondida en algún rincón llorando tu ausencia y escribiendo estas cartas: Sin Remite.