miércoles, 13 de julio de 2011

Querido Nadie

Odio la distancia a centímetros.
Odio desearte y no poder siquiera dirigirte la palabra.



Tu indiferencia. Ausencia de aprecio. Me siento invisible a tu lado, ausente, desaparecida. Haces que crea que carezco de valor, de existencia, de alma. No sé si eres consciente de lo que haces o de cómo me haces sentir. No lo sé, y no quiero saberlo, porque ya bastante duele el hecho en sí, como para asimilar la causa.



Si no eres consciente… descubrir que realmente no aporto nada a tu existencia ni a tu bienestar, sería horrible.

Si eres consciente… no puedo comprender esa crueldad. Entiendo que quieras evitarme, impedir que ciertos sentimientos se acrecienten en mí, porque podrían en peligro nuestra amistad. Pero precisamente por respeto a la misma, deberías tratarme como a los demás, y no provocar tal sufrimiento en mí.

Por ello, no quiero saber cuál es la causa, pues no podría soportar ninguna de las opciones.



Ausente e invisible me escabullo y acabo huyendo a un lugar donde mi soledad este justificada por la ausencia de compañía.

Sin presencia.

Sin Remite.

viernes, 1 de julio de 2011

Querido Nadie

Me siento aturdida, perdida, confusa.
No sé bien porque hago esto, ni porque me inquieta tanto hacerlo.

Jamás he visitado a ninguno de mis amigos que estudia fuera en ningún momento a lo largo de los 4 o 5 años que llevan fuera de la ciudad, pero sin embargo en los últimos seis meses he hecho dos visitas a la misma persona, comiéndome las cinco horas de viaje para la ida y otro tanto para la vuelta, sin razón aparente.

Nunca he sentido atracción por acudir a cursos ni seminarios que me hagan perder más tiempo y dinero, del que me puedan llegar a aportar. Y sin embargo ahora lo hago por justificar el viaje.

Nunca he sido tan impulsiva ni despreocupada. Disfrazando escarceos inmaduros y furtivos con ropaje de responsabilidad y obediencia laboral.

Siempre he dicho que jamás he hecho locuras por amor, quizás estas sean mis locuras de amor, aunque en el fondo me da miedo denominar esto como Amor.

Temo tanto el porqué de mi comportamiento, como el hecho de no saberlo, me siento marioneta bajo los hilos de mi propio subconsciente. Me siento fuera de mí. Hago cosas impropias de la mujer que creía ser. Jamás he tenido valentía ni coraje para viajar en solitario, siempre lo planteaba como deseo, como anhelo que todos tenemos, a todos nos gusta viajar, pero lo veía como una posibilidad futura casi intangible. Algo que se dice por decir, lo típico que en un cuestionario sobre aficiones y gustos todos ponemos una X en la casilla de viajes, pero quizás lo más lejos que hemos ido a sido a la cuidad más cercana a nuestro lugar de nacimiento.

Siento el estomago encogido, como cerrándose sobre sí mismo. Demasiados pensamientos hipocondriacos se apoderan de mi mente. Sé que todo es falso, es la respuesta lógica e insegura que mi parte consciente intenta darle al comportamiento irracional e insensato que mi subconsciente me está provocando.

Siento cierta enajenación mental, claramente sin llegar a la locura, pero es un comportamiento tan impropio de la mujer que creía conocer tiempo atrás que tiene mi mismo nombre, mi mismo aspecto, mis mismos recuerdos, de esa mujer que siempre se despide de ti sin remite, y que ahora esta mas perdida que nunca, y aunque quisiera poner su paradero no podría hacerlo porque ni ella misma sabe donde ubicarse.

Así que, hoy más que nunca, se despide de ti, es mujer asustada, perdida y
Sin Remite.