viernes, 31 de agosto de 2012

Querido Nadie

Llevo toda mi vida creyendo en cuentos de hadas. En historias ficticias, libros, películas, relatos imaginados por alguien. Y yo los he creído.

Es el problema de la fe, que cuando crees en algo ciegamente, y llevas toda tu vida creyendo en ello, no puedes dejar de hacerlo, porque no sabes si es real o no, porque no conoces la falta de fe en esa cosa. Aunque todo salga mal, aunque pueda explicarse como casualidades o hechos fortuitos, o incluso cuando tienen explicaciones científicas, si la fe te ciega o mejor dicho, te deja ver más allá, nunca podrás dejar de creer.

Hoy he hecho repaso mental de mi vida, bueno, de ti en mi vida. Como me sentí cuando te vi por primera vez, cuando te vi a ti, cuando te puse cara con nombre y apellidos. Cuando te conocí.
Es posible que se deba a mi afición al romanticismo empedernido, a esas historias de amor verdadero, a esos cuentos de hadas, pero sé lo que sentí, y a día de hoy sigo sin encontrarle explicación alguna.

Verte, escucharte, escudriñarte, y sentir que te había visto antes, que te conocía de antes, de mucho antes. Y saber que no eras el chico de la tienda de compras, porque si te había visto allí, pero no te mire nunca a ti, jamás repare en ti como ser humano, simplemente me parecía curioso que una persona tuviese un trabajo tan tedioso como el estar todo el día de pie en un sitio sin más, y tu decidías pasar ese rato leyendo. Y cuando iba de compras muy de tarde en tarde, una o dos veces al año, aproximadamente, jamás reparaba en ti, sino en tus libros, sentía curiosidad por lo que estuvieses leyendo, por eso sé que no podía sonarme tu cara de esa labor, y menos aun tu voz.
Y a pesar de que te hice creer que me sonabas de haberte visto por los bares de copas donde coincidimos tiempo a tras, te mentí, no me sonabas en absoluto de eso, tú mismo sabes que no podía ser, porque yo llevaba tan solo tres meses saliendo por esa zona, y tu habías estado sumergido en una relación de medio año con una chica que no te permitía frecuentas esos bares, así que no, de eso no podía ser.

A decir verdad, no podía ser de nada, y sonaba tan estúpido: "Se que te sonará a tópico, y te aseguro que no es típica frase para ligar, pero me suenas muchísimo de algo, y no sé de qué".
Han pasado más de cinco años y me sigue sonando estúpido, sigo sin saber porque lo dije, porque me atreví a decirlo, a pesar de que lo sentía y lo pensaba, pero yo no digo esas cosas, no hablo con desconocidos...
Pero bueno, tú no eras un desconocido, no... Ya que te conocía de algo y no sabía de que...

Es fácil rememorar casi todos los momentos que he pasado contigo desde entonces, bueno los importantes, ya que no han sido tantos.
Es bonito pensar que recuerdo todos los besos que le he dado a mi ser amado, lo triste es que los recuerdo todos porque han sido pocos...

Y hoy parece que el destino ha querido demostrarme más que nunca que soy una ilusa soñadora. Nada más levantarme y encender la televisión, me encuentro con una película que tiempo atrás tú me recomendaste, preciosa como pocas, un eterno amor entre dos grandes amigos, entre los dos mejores amigos que jamás han existido ni volverán a existir. Para proseguir mi día, una sarta de cuentos de hadas e historias de amor verdadero, si yo sola me lo he buscado, yo he sido quien ha decidido prestarle atención, pero es lo que ha habido en mi día. Y para concluir, cuando decido volver al mundo real, y preocuparme por mi misma y mis cosas, cuando empiezo a meter cosas en cajas para mi inminente traslado, de debajo de una pila de CD aparece un corazón de papel, arrugado y desmejorado, lleno de polvo y olvidado. Tu corazón, ese que tú me obligaste a guardar en el rincón mas apartado y oscuro de mi habitación, ese corazón que solo era de palabras, un tonteo, una broma, ese corazón que dijiste que debía cuidar porque no encontrabas a nadie mejor para encomendárselo, ese que te dije que bueno.... que me lo quedaría, pero no tendría mimos ni cuidados, que simplemente estaría ahí, acumulando polvo y telarañas. Ese que un día decidí darle forma corpórea con una vieja hoja de papel rosado, roto, sucio y arrugado que encontré entre mis libros. 4
Ese que por azares de la vida olvide bajo un montón de CD... y hoy ha decidido volver a parecer...

Hoy, cuando ni me atrevo a llamarte, tiempos en los que por miedo a interferir en tu vida, en tu amor, en tu relación, ni siquiera me atrevo a preguntarte como estas, momentos en los que parecen lejanas nuestras eternas conversación de horas y horas, incluso días, y no hace tanto que las manteníamos, pero con tu ausencia física y emocional, o con mi huida de ambos tipos, no sé de quién es la culpa, parecen como si perteneciesen a uno de esos cuentos que transcurren en reinos muy muy muy lejanos...


No sé si soy Bella que busca a su Bestia, si Cenicienta sin su zapato, o si soy la Bella Durmiente sumida en un profundo y horrible sueño... No sé si soy alguna de ellas o una simple chica que sufre de amor irreal y no correspondido, que se siente sola, triste y Sin Remite.