miércoles, 23 de enero de 2013

Querido Nadie

Caprichoso Cupido, te comportas como un niño travieso jugando con mis sentimientos.
Tengo miedo a enamorarme, miedo a pasar página, miedo a avanzar y dejar atrás el amor al que me aferro.
Una  nueva oportunidad se me plantea. Un nuevo amor, una nueva vida.
Cada segundo me gusta más la idea. A la vez que me aterra a cada instante.

Primeramente temo el estar apremiando sentimientos, temo estar adelantando acontecimientos y fantaseando con hechos inciertos. Miedo a enamorarme como en tantas otras ocasiones de mis propias fantasías e ilusiones obviando la realidad. Miedo a que todo esto no sea más que un tonteo inocente y cordial, una amistad o leve interés pasajero, y yo como de costumbre esté volcando el alma y el corazón.

Miedo a dejar que mi mente tome alas. Miedo a pensar en él todo el día, ha estar hablando con él durante horas, miedo a que me haga sentir bien.

Yo que siempre he sido una enamoradiza empedernida, comienzo a temer al amor. Quizás en esta ocasión sea distinto, y me lo está planteando todo desde otro punto de vista, y temo realmente que me parta el corazón alguien tan joven, alguien que apenas ha vivido, alguien que sin maldad y por desconocimiento puede no saber lo que está trayéndose entre manos. Miedo a confiarme y acabar siendo yo sola la única culpable de mi sufrimiento. Porque yo ya he pasado por esto antes, yo ya sé como reacciono, y la facilidad con la que me entrego a los brazos de cualquiera que me hace reis y me presta atención. Y sé que a tan corta edad nunca nada es para siempre, yo también tuve su edad tiempo atrás, e hice daño sin pretenderlo.

Se suele decir que más sabe el Diablo por viejo, que por diablo. Y temo que por ignorar la parte sabia de mi misma, vuelva a pegarme de bruces contra la pared del desengaño una vez más.

Pero no puedo evitarlo, él me gusta. Cada día lo noto más cercano, a pesar de la distancia, cada día me agrada más su conversación, su compañía, aunque no sea física.

Conozco los síntomas demasiado bien, y sé que poco a poco me estoy enamorando. También sé que por muchos que intente evitarlo y/o negármelo con razones o por miedos, no conseguiré detener el avance del virus, y acabará infectándome. He sido incapaz de desarrollar los anticuerpos necesarios, a pesar de haberlo sufrido en tantas ocasiones. Y presiento que pronto me volverá a suceder.

Asustada e incubando en mi interior el virus del amor, me despido hasta la próxima, Sin Remite.

viernes, 11 de enero de 2013

Querido Nadie

Desearía poder abrazarte. Contemplar tu rostro al despertar y reír con tus frases inconclusas y sin sentido de los momentos previos a quedarte dormido.

Ojala pudiese quedarme hasta altas horas de la madrugada con tu cabeza apoyada en mi regazo, acariciándote el pelo mientras pones en el ordenador videos de preciosas canciones de cantautores casi desconocidos.

Siento mono de ti. Desde hace meses tengo un síndrome de abstinencia tan grande que incluso en ocasiones olvido el estado de adicción y me auto-convenzo de que no existe tal droga. Pero luego tú apareces de golpe y de frente, diciendo o haciendo algo completamente inesperado y fabuloso, y automáticamente quiero mi dosis, es mas, desearía morir de sobredosis si eso fuera posible.

You know it.
I love you, I need you, and I miss you.

I'm yours forever, Sin Remite.