Llevo toda mi vida creyendo en cuentos de hadas. En historias ficticias,
libros, películas, relatos imaginados por alguien. Y yo los he creído.
Es el problema de la fe, que cuando crees en algo ciegamente, y llevas toda
tu vida creyendo en ello, no puedes dejar de hacerlo, porque no sabes si es
real o no, porque no conoces la falta de fe en esa cosa. Aunque todo salga mal,
aunque pueda explicarse como casualidades o hechos fortuitos, o incluso cuando
tienen explicaciones científicas, si la fe te ciega o mejor dicho, te deja ver más
allá, nunca podrás dejar de creer.
Hoy he hecho repaso mental de mi vida, bueno, de ti en mi vida. Como me
sentí cuando te vi por primera vez, cuando te vi a ti, cuando te puse cara con
nombre y apellidos. Cuando te conocí.
Es posible que se deba a mi afición al romanticismo empedernido, a esas
historias de amor verdadero, a esos cuentos de hadas, pero sé lo que sentí, y a
día de hoy sigo sin encontrarle explicación alguna.
Verte, escucharte, escudriñarte, y sentir que te había visto antes, que te conocía
de antes, de mucho antes. Y saber que no eras el chico de la tienda de compras,
porque si te había visto allí, pero no te mire nunca a ti, jamás repare en ti
como ser humano, simplemente me parecía curioso que una persona tuviese un
trabajo tan tedioso como el estar todo el día de pie en un sitio sin más, y tu
decidías pasar ese rato leyendo. Y cuando iba de compras muy de tarde en tarde,
una o dos veces al año, aproximadamente, jamás reparaba en ti, sino en tus
libros, sentía curiosidad por lo que estuvieses leyendo, por eso sé que no podía
sonarme tu cara de esa labor, y menos aun tu voz.
Y a pesar de que te hice creer que me sonabas de haberte visto por los bares
de copas donde coincidimos tiempo a tras, te mentí, no me sonabas en absoluto
de eso, tú mismo sabes que no podía ser, porque yo llevaba tan solo tres meses
saliendo por esa zona, y tu habías estado sumergido en una relación de medio
año con una chica que no te permitía frecuentas esos bares, así que no, de eso
no podía ser.
A decir verdad, no podía ser de nada, y sonaba tan estúpido: "Se que te
sonará a tópico, y te aseguro que no es típica frase para ligar, pero me suenas
muchísimo de algo, y no sé de qué".
Han pasado más de cinco años y me sigue sonando estúpido, sigo sin saber
porque lo dije, porque me atreví a decirlo, a pesar de que lo sentía y lo
pensaba, pero yo no digo esas cosas, no hablo con desconocidos...
Pero bueno, tú no eras un desconocido, no... Ya que te conocía de algo y no sabía
de que...
Es fácil rememorar casi todos los momentos que he pasado contigo desde
entonces, bueno los importantes, ya que no han sido tantos.
Es bonito pensar que recuerdo todos los besos que le he dado a mi ser amado,
lo triste es que los recuerdo todos porque han sido pocos...
Y hoy parece que el destino ha querido demostrarme más que nunca que soy una
ilusa soñadora. Nada más levantarme y encender la televisión, me encuentro con
una película que tiempo atrás tú me recomendaste, preciosa como pocas, un
eterno amor entre dos grandes amigos, entre los dos mejores amigos que jamás
han existido ni volverán a existir. Para proseguir mi día, una sarta de cuentos
de hadas e historias de amor verdadero, si yo sola me lo he buscado, yo he sido
quien ha decidido prestarle atención, pero es lo que ha habido en mi día. Y
para concluir, cuando decido volver al mundo real, y preocuparme por mi misma y
mis cosas, cuando empiezo a meter cosas en cajas para mi inminente traslado, de
debajo de una pila de CD aparece un corazón de papel, arrugado y desmejorado,
lleno de polvo y olvidado. Tu corazón, ese que tú me obligaste a guardar en el rincón
mas apartado y oscuro de mi habitación, ese corazón que solo era de palabras,
un tonteo, una broma, ese corazón que dijiste que debía cuidar porque no
encontrabas a nadie mejor para encomendárselo, ese que te dije que bueno....
que me lo quedaría, pero no tendría mimos ni cuidados, que simplemente estaría
ahí, acumulando polvo y telarañas. Ese que un día decidí darle forma corpórea
con una vieja hoja de papel rosado, roto, sucio y arrugado que encontré entre
mis libros. 4
Ese que por azares de la vida olvide bajo un montón de CD... y hoy ha
decidido volver a parecer...
Hoy, cuando ni me atrevo a llamarte, tiempos en los que por miedo a interferir
en tu vida, en tu amor, en tu relación, ni siquiera me atrevo a preguntarte
como estas, momentos en los que parecen lejanas nuestras eternas conversación
de horas y horas, incluso días, y no hace tanto que las manteníamos, pero con
tu ausencia física y emocional, o con mi huida de ambos tipos, no sé de quién
es la culpa, parecen como si perteneciesen a uno de esos cuentos que
transcurren en reinos muy muy muy lejanos...
No sé si soy Bella que busca a su Bestia, si Cenicienta sin su zapato, o si
soy la Bella Durmiente sumida en un profundo y horrible sueño... No sé si soy
alguna de ellas o una simple chica que sufre de amor irreal y no correspondido,
que se siente sola, triste y Sin Remite.