sábado, 9 de junio de 2012

Querido Nadie

No sé si estoy cometiendo la mayor locura y estupidez de mi vida, o la mayor genialidad que nunca antes he tenido.

Sea cual sea, tengo miedo. Y está decidido, por lo que no hay vuelta atrás, y no sabré cual será el resultado hasta dentro de unos años...

Tengo claro que quiero perseguir mis sueños, y sé que paseando entre nubes siempre se corre el riesgo de caer al vacío, pero si no se arriesga, no se gana.

En escasamente un mes, tendré que plantarme delante de la persona que ha confiado en mí, que ha puesto en mis manos parte de su destino, de su sustento, de su presente y de su futuro, y tengo que decirle que le agradezco su apoyo y confianza, pero que vaya buscando a otra persona que se encargue de mis responsabilidades porque yo voy a perseguir un ideal.

Una parte de mí, acojonada como el resto de la población española por la noticias y los rumores maliciosos, piensa que estoy loca, que voy a buscarme la ruina, que voy a acabar vagando o vagueando por toda la eternidad por aferrarme a ese complejo de Peter pan cada día en aumento.

Sin embargo, por otro lado, hay una vocecita en mi interior que insiste en que dé el paso, que me marche, que busque lo que siempre he querido tener, aunque no sepa al 100% que busco, pero lo sabré cuando lo encuentre. Que luche y vaya tras esa nueva vida que quiero y necesito, en cualquier otro lugar.

No sé si es lo más valiente o lo más cobarde que nunca e echo. Sin lugar a dudas es una de las cosas que más me está costando hacer y que más miedo me da, pero no podría vivir el resto de mi vida pensando en: "¿Qué habría pasado si...?" Demasiado "Y si" tengo ya en mi cabeza, como para cargar con el peso de no haber avanzado en el cruce de caminos que me llevara a mi futuro.

No sé si me intento convencer de que es una idea madura, ocultando el transformo inmaduro y el miedo a crecer. O si realmente es una decisión basada en parámetros reales y principios aferrados a una esperanza de prosperidad y bienestar...

Tan solo sé que he tomado una decisión, que quizás no sea la correcta, que quizás acabe por devolverme al punto en el que estoy, o que lleve a paramos inesperado e indeseables. Pero es mi decisión, y no me arrepentiré de tomarla, y más aun, no viviré con la curiosidad, la carga ni la duda de que habría sido de mí.

Concienciándome de que tengo que decir adiós a mi vida hasta ahora conocida y preparando una maleta donde quepa todo mi mundo. Me despido: Sin Remite.

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