lunes, 14 de febrero de 2011

Querido Nadie

Quiero que vuelvas.

Ya no me conformo con echar la vista atrás y alentarme con los bueno recuerdos. Con esos bonitos recuerdos de tiempos mejores en los que estábamos juntos.

Eso ya me sabe a poco, se me queda pequeño.
Necesito recuerdos nuevos. Momentos felices junto a ti aquí y ahora.

Pero lo que yo quiera no vale de nada. Lo hecho, hecho está y el pasado, en el pasado queda.

Somos adultos, tomamos nuestras propias decisiones y hemos de acarrear con las consecuencias que de ellas se derivan.

Decidimos alejarnos para no hacernos daño, para no enamorarnos y evitar el sufrimiento de la distancia. Pero fue tarde, el daño ya estaba hecho, el sufrimiento ya había surgido, el amor ya estaba presente.

Creamos un gran abismo para separarnos. Creí que podría atravesarlo sin problemas, pero me equivoqué. Mientras yo planeaba como cruzar al otro lado sufriendo el menor daño posible, las cosas fueron cambiando y cuando termine de diseñar mi plan y me atreví a dar un valeroso salto para atravesar el abismo, todo había cambiado, todo era distinto, se me había hecho tarde, todo estaba oscuro, se habían producido temblores de tierra y el abismo había ensanchado. A pesar de ello, me armé de valor y salto, aunque lo que conseguí fue estamparme contra la roca.

Volví a levantarme como pude, estaba muy magullada y mal herida, pero el deseo de llegar hasta ti podía con todo ello, me daba fuerzas y volví a intentarlo una y otra vez.

Ya no tengo fuerza física, demasiados golpes, demasiadas heridas, ya me duele todo. Y además está claro que mis tropiezos han debilitado las superficies de roca, la agrietas y dificultan la tarea abriendo cada vez más el hueco.

Pero que mis piernas no puedan levantar mi cuerpo, no quiere decir que el amor no siga alentando mi corazón. No sé bien por qué, pero sigo amándote. Y a pesar de no tener capacidad para volver a saltar, prefiero quedarme a orillas del abismo antes de retirarme. Porque la esperanza es lo último que se pierde. Y aún espero que las placas tectónicas se vuelvan a desplazar, pero esta vez en sentido contrario y, por azares del destino, vuelvan a unirnos.

Deseo que si eso sucede, no sea demasiado tarde, y sigas ahí.

Esperándote:
Sin Remite

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