miércoles, 19 de enero de 2011

Querido Nadie

Te extraño.
Echo de menos tu voz todas las noches antes de dormir.

Echo de menos los momentos infantiles que pasábamos jugando a cualquier cosa, peleándonos con almohadas o hablando como si fuéramos bebés. Echo de menos tus negativas a jugar a cualquier juego de mesa, porque sabias que si ganas tú yo me mosquearía, porque no se llevar bien una derrota, y siempre ganabas tú.

Echo de menos mirarte, quedarme ensimismada mirándote a los ojos sin saber ni sentir nada más que mis ojos centrados en los tuyos. Echo de menos tu mirada mientras yo estoy concentrada en alto, y tú crees que no me doy cuenta de que no paras de mirarme.

Añoro el sonido de tu corazón, escucharlo latir, notar los cambios de ritmo al moverte o dormirte.

Echo de menos el tacto de tu piel, entretenerme y abstraerme haciéndote caricias. Echo de menos el tacto de tus manos rozando mi piel, los pequeños escalofríos que me recorrían cuando pasabas tus dedos por mi piel de forma suave apenas rozando el vello. Echo de menos las dulces cosquillas y las caricias.

Echo de menos sentir tu aliento cerca de mí mientras duermo. Echo de menos ver tu sonrisa al despertar. Echo de menos dormir abrazada a ti.

Echo de menos tu olor.

Echo de menos el calor de tu cuerpo en estas frías noches de invierno.

Echo de menos tus cuidados y atenciones cuando me quedaba dormida mientras veíamos alguna película.

Echo de menos la voz que pones cuando quieres mimitos y yo estoy haciendo algo y parece que no te presto atención.

Echo de menos escucharte tocar la guitarra. Quisiera cantar contigo a voz en grito en mitad de cualquier parque ignorando a la gente que pasea como si fuéramos los únicos seres vivos en la faz de la tierra.

Echo de menos caminar agarrándote la mano.

Echo de menos tus besos. Echo de menos morderte el labio y que al acercarte a mí para devolverme el mordisco, yo me aparte y te esquive, engañarte y volver a morderte.

Echo de menos enfurruñarme solo para que te acerques sigiloso, como cual gatito, con cara de niño pequeño triste y me des un golpecito para llamar mi atención y digas "lo siento" con la voz más dulce que se puede escuchar. Para luego ver tu rostro rebosante de alegría cuando en ese instante me ves sonreír y lazarme hacia ti con los brazos abiertos para darte un fuerte abrazo.

También echo en falta las conversaciones transcendentales sobre la sociedad o la política, y tus lecciones de religión o historia. Echo de menos aprender de ti, adentrarme en tus conocimientos, sentirme tonta a tu lado mientras me asombras con tu sabiduría, como una niña el primer día de colegio. Echo de menos divagar contigo, sobre cualquier cosa, el futuro, o los temas más absurdos que se nos pasaran por la cabeza.

En definitiva, extraño todo de ti, y cada uno de los momentos que he vivido contigo. Sobre todo y por encima de todas la cosas, echo de menos poder decir que Te Quiero.

Adentrada en un mar de recuerdos y embriagada de melancolía, me despido.
              Sin Remite

No hay comentarios:

Publicar un comentario